Presentación

La relación entre el mundo como “realidad social” y sus intentos de formalizarlo es problemática. Más cuando estos intentos forman parte de un área de estudio (las ciencias de la comunicación social) que tiene por objetivo estudiar o analizar este conjunto de relaciones sociales que suponen ser la “realidad”.
Así es que mediante el estudio y la lectura, muchas veces se traba relación con ciertos conceptos "teóricos" que se hace difícil vincular con "la realidad" que, se supone, les da vida.
Se llega entonces a falsas ideas: o estos conceptos en nada se corresponden con la llamada "realidad", o por el contrario, “la realidad” nada tiene que ver con sus intentos "formalizadores", que no es otra cosa que lo que los conceptos como herramientas teóricas intentan ser.
De este modo, se pierde la posibilidad de lograr un conocimiento menos incierto (descontando de por sí la totalidad) sobre el conjunto de relaciones sociales que la realidad supone ser.
La idea de este espacio es, precisamente, vincular algunos conceptos específicos tomados de las Ciencias de la Comunicación con casos prácticos de la vida cotidiana y los medios de comunicación, con la finalidad de que estos se transformen en herramientas reales de análisis práctico que permitan un mayor conocimiento sobre el mundo.

domingo, 14 de junio de 2009

Arte y mediación: cuando el Guernica se transformó en un fondo azul.

El Guernica.
1.

En 27 de abril de 1937, luego del bombardeo por parte de la aviación alemana a la ciudad de Guernica, Picasso produce esa gran obra que perdura como una de las máximas representaciones del arte universal: el Guernica. Si la obra estaba ya pensada o en parte, realizada, es un misterio sin demasiadas consecuencias, puesto que el contexto es lo que torna aquel hecho verosímil y por lo tanto, plasmable. Lo cierto es que condensa los sentimientos, y de algún modo refleja, el dolor tanto del pueblo español como del mundo hacia un hecho tan atroz.

2.
En 1955 Rockefeller adquiere un tapiz que reproduce el Guernica (llevado a cabo por el maestro J. de la Baume-Durrbach) y autorizado por el propio Picasso, de casi siete metros de largo y tres de alto. Mas tarde Nelson Rockefeller dona la obra a la Organización para las Naciones Unidas y el 13 de setiembre de 1985 fue descubierta por el entonces secretario general Javier Pérez de Cuéllar en el pasillo que da entrada al consejo de seguridad, se supone, como recordatorio de la masacre ocurrida en España casi medio siglo atrás y con el objetivo de que no se repitiera. Nada hasta ese momento llamaría demasiado nuestra atención si en 2003 no hubiese ocurrido el siguiente hecho:

3.
En febrero de de ese año (en el contexto de la “guerra contra el terrorismo” impulsada por George Jr. Bush, luego de la desaparición de las torres gemelas) el Guernica apareció cubierto con una tela azul. Casualmente la tarima desde la cual el jefe de inspectores Hans Blix y el secretario de estado norteamericano daban sus declaraciones a la prensa, se había montado frente a esa tela azul. ¿Qué era lo que se debatía en el consejo de seguridad?: la invasión a Irak.

La pregunta.
4.
¿Por qué el Guernica debió cubrirse precisamente en ese momento? Y, en todo caso ¿cuál era la importancia de esa obra? ¿Qué función cumplía y cuál es la fuerza que guarda para no poder habitar ese espacio frente a las cámaras de Televisión?

5.
Se necesitaba un fondo más homogéneo para que la imagen para la televisión no desviara la atención. Esa fue la razón que se dio desde la ONU: "Es el fondo apropiado para las cámaras", explicó Fred Eckhard, portavoz de la organización.

6.
Cualquier incrédulo podría pensar que los motivos eran otros. Frente a las puertas de una guerra, el Guernica no solo desentonaba ante las cámaras, sino que era como un grito de auxilio que podía influenciar negativamente en la opinión pública. Un signo que operaba desde otro tiempo pero a la vez en éste, era obvio que enviaba un mensaje claro: mujeres, niños y animales gritando. Y más cuando la invasión debía comenzar con un bombardeo.

Mediación.
7.
El concepto de mediación es fundamental para entender “lo real”, “la realidad”, “el mundo” o como prefiramos llamar al espacio social que habitamos y al que damos sentido, sea “simbólico”, “imaginario” o “material” (de acuerdo a múltiples interpretaciones). Puede decirse que quien da el mayor impulso a este concepto es el filósofo alemán G. W. F. Hegel y lo expone de la siguiente manera:

a. El hombre es un ser cultural en tanto niega la naturaleza. b. Esta negación de la naturaleza significa la formalización o simbolización de (o el intento de) la misma. Es decir, cada objeto “natural” recibe un nombre por medio del cual referirlo. c. Para que esto suceda se hace necesaria la relación con otros hombres con los cuales establecer alguna clase de “consenso” por medio del cual se acepte (como diría Aristóteles) que una cosa significa esa cosa y no otra. d. Esto hace del hombre un “ser de lenguaje”, es por medio de éste como se significan las “cosas” (incluyéndose a él mismo ). De este modo se diferencia del mundo animal.

Esto, a la vez, trae consecuencias:

e. A partir de esta transformación, no puede existir nada trascendente o supraesencial, es decir, ya no hay nada en el mundo que escape a sus significados. El mundo se ha transformado en un mundo significante y desencantado.
f. La única realidad posible, es la realidad del (y con) el otro ya que es con el otro que construye este mundo de significados.

8.
Así, para Hegel, lo que uno concibe como realidad, debe necesariamente ser lo que el otro es capaz de concebir de la misma forma (siempre y cuando hablemos de un mismo tiempo y espacio), en el momento que esto no sucede de esta forma es porque alguno de estos “extremos” forma parte de un desvío circunstancial o patológico.

9.
Si alguna esencia natural todavía podía escapar a la “significación” en la filosofía de Kant, dada la concepción del límite como aquello que se encuentra más allá de los juicios del sujeto, Hegel acaba con ésta en una contundente frase recogida en la Fenomenología del espíritu. Más allá del límite a lo sumo encontraremos al sujeto mismo. Y luego remata:

“todo lo racional es real
y todo lo real es racional”.

Es decir, lo único que existe es lo que podemos pensar (como hombres que formamos parte -y somos- la misma cultura). Lo que no puede pensarse es porque no existe.

10.
Claro que este idealismo va a ser fuertemente cuestionado por Marx (quien según polémicas interpretaciones resulta más kantiano que hegeliano). Para él, primero está la experiencia (“la supuesta base” material) y luego lo que ésta necesariamente posibilita pensar. De ahí resulta el denominado “materialismo histórico”. Lo pensable (las ideas) se encuentran fuertemente condicionadas por las experiencias a priori que posibilitan tales ideas, y estas experiencias previas no son sino las condiciones materiales y las relaciones de producción (en nuestro caso, el capitalismo).

Arte y vida cotidiana:
11.
Casi un siglo mas tarde Theodor Adorno va a reutilizar el concepto hegeliano de mediación, aunque, situándolo en un contexto de pensamiento marxista. Y es así que fija la idea de constelación. Existen elementos en la “materialidad” del mundo, pero entre los cuales se tejen relaciones y modos de significarlos de la misma manera en que se toman las estrellas como puntos a partir de los que se construyen las figuras e imágenes que dan lugar a las constelaciones. Es decir, a algo que de algún modo permanece estable, producto de un sistema económico-cultural, le agrega el modo en que esto puede leerse y/o transformarse. (Es decir, ya no tenemos un mundo solamente formado por ideas como pensaba Hegel). Y para esto, según su visión, es fundamental el arte puesto que, este posibilita la construcción de la realidad a partir de lo ya existente.

12.
Lo que hace el arte es condensar en un punto una realidad compleja y en principio contradictoria. Ya sea un hecho trascendente o, en primera instancia, sin mayor importancia, el “autor” de la obra de arte sabe cristalizar ese instante de la vida cotidiana de una comunidad y nos otorga una lectura “original” del mismo . Según este tipo de lecturas sobre el arte, cuanto mayor sensibilidad tenga el artista, mayormente sabrá condensar una mirada “universal” o “social”, (en tanto involucra un grupo, una clase, etc. que podrá reconocerse en la misma).

13.
Ahora bien, el artista no solo sabe reflejar el hecho que retrata sino que, a la vez, sabe construirlo, es decir, construye y posibilita una lectura sobre el mismo totalmente nueva. Pero no debe entenderse por nueva una mirada exclusivamente subjetiva del artista (Adorno no es un individualista en términos metodológicos), sino que la sensibilidad del artista sabe captar una perspectiva que ya se encontraba en el fenómeno, sin embargo, sobre la cual la mirada “común” no había reparado. Podríamos decir que el artista sabe captar el aspecto inconsciente, “el lado oscuro”, del acontecimiento.

14.
De este modo, se transita de una relación pasiva, en la que el arte solamente reflejaba un hecho social y nos permitía acercarnos al mismo, desde un punto de vista casi teorético, a una relación “activa” entre arte y “realidad”, en la que la obra de arte (re)construye la realidad a partir de elementos que esta misma guarda. Es de este modo que Adorno va a definir lo que es la mediación. Dice Raymond Williams:

“La consecuencia más perjudicial de cualquier teoría del arte considerado como reflejo es que, a través de su persuasiva metáfora física… tiene éxito en su propósito de suprimir el verdadero trabajo sobre lo material… que constituye la producción de cualquier trabajo artístico. Proyectando y alienando este proceso material a un “reflejo”, fue suprimido el carácter material y social de la actividad artística, del trabajo artístico que es a la vez “material” e “imaginativo”. Fue en este punto donde la idea del reflejo fue impugnada por la idea de la “mediación”” (Williams, 1997; 118).

El Guernica II.
15.
Esta es la importancia que tiene para nosotros el caso particular del Guernica. Picasso condensa una porción de “la realidad” en esta obra y en este sentido es posible decir que el arte “refleja” su referente o realidad. Pero si solamente nos quedáramos con esto estaríamos dando al arte un estatuto exclusivamente pasivo. Sin embargo, dado que la realidad es una construcción social (y además, y en esto se separa definitivamente de la epistemología hegeliana, la realidad es siempre irreconciliable consigo misma ya que nunca puede ser “construida”, “formalizada”, “representada”, en forma completa ) entonces en la obra de arte de Picasso lo que tenemos es una de las “posibles” (pero necesarias) lecturas sobre un mismo fenómeno. Y si Adorno se opone a las visiones conocidas como “reflejo” es porque el arte, en este caso el Guernica, asume un rol activo al mostrarnos algo de “la realidad” acerca de lo que no nos habíamos percatado, es decir, la cultura no es simplemente una emanación de lo que ocurre en el mundo material (como le gustaba postular a Marcuse) sino que ésta a la vez vuelve sobre el mundo y nos permite leer el mundo de una manera que hasta ese momento no se lo había hecho. Es por esto que podemos decir, según palabras de Theodor Adorno, que la mediación no es algo que se encuentre entre el objeto y en lo que este da, sino que ésta se halla en el propio objeto.

16.
Por lo tanto, si en el consejo de las Naciones Unidas deben cubrir el Guernica, este es el mejor ejemplo de mediación que podríamos tomar, puesto que a partir de este momento el Arte esta operando sobre la realidad. Dice, las guerras producen esto: niños muertos, animales, mujeres gritando, etc., sepan leerlo. Así, es preferible tapar el enunciado, anularlo o intentar negarlo. Hablar de una guerra con el Guernica detrás hacer presente la contradicción. Anular el Guernica es anular las otras voces, desarticular un tipo de mediación alternativo posible.




Bibliografía:
ADORNO, Theodor. La dialéctica negativa. Madrid, Ed. Taurus. 1966
HEGEL, G. W. F. Ciencia de la lógica. Buenos Aires, Ediciones Solar. 1993.
MARX, Karl (1980). El capital. Ed. Ciencias Sociales, Habana.
WILLIAMS, Raymond. Marxismo y literatura. Ad. Península, Bilblos. Barcelona, 1997

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